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La ambliopía, vista desde el desarrollo, se comporta clínicamente diferente según el momento de la agresión y el tiempo que esta se mantuvo. Las funciones visuales y la sensibilidad del sistema tienen períodos críticos variables dependiendo del nivel de procesamiento de la información visual y, por lo tanto, tendremos manifestaciones clínicas correspondientes a cada una de estas etapas del desarrollo. Son conceptos importantes para tener en cuenta a la hora de establecer un tratamiento. De acuerdo a Von Noorden (2002) la ambliopía es una disminución de la agudeza visual causada por deprivación de la visión o una interacción binocular anormal, en la que no pueden ser detectadas causas orgánicas en el examen físico del ojo y que, en los casos apropiados, es reversible por medios terapéuticos. Nigel (1998) habla de la ambliopía como el resultado de una gran variedad de anomalías sensoriales y motoras, que tiene causas y efectos múltiples. Las condiciones que producen la ambliopía son patologías ampliamente conocidas y las encontramos en la consulta diaria: estrabismo, anisometropía, vicios de refracción, cataratas y otras formas de deprivación visual.