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Los ácidos grasos esenciales Omega 3 y Omega 6 tienen efectos competitivos e inhibitorios en el organismo. Mientras el primero actúa como antiinflamorio, el segundo tiene un derivado clave en la cascada inflamatoria: el acido araquidonico. Por tanto se plantea el omega 3 como terapéutico en el proceso inflamatorio del Síndrome de Ojo Seco.